martes, 7 de diciembre de 2010

Escena 2 (quedó en 2 párrafos)

Cuando lo vi esa tarde, no podía creer que era él. Sentado afuera en un bar, a media cuadra de mi casa, esperando su pedido. Sin poder escapar de mi saludo. Me acerqué y desbordé de felicidad; tantos meses esperando para verlo y hoy el azar lo traía de repente, casi hasta mi puerta. Hablé hasta por los codos: le conté cosas, le pregunté otras, sin poder parar de sonreír. Y aproveché para mirarlo lo más que pude, porque no sabía cuándo volvería a encontrarlo. Él escuchaba y respondía, sin tener otra opción que seguir la charla impuesta.
Apuré al poco rato la despedida para no cansarlo mucho, y seguí el rumbo hacia mi casa, embelesada, con su imagen ahora renovada y pegada más que nunca en el alma. Lo había visto una vez más. La vida podía ser maravillosa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario